Animales en el Popol Vuh

El Popol Vuh presenta a los animales como destacados protagonistas porque los mayas habitaron una zona de gran exuberancia natural, de ahí que flora y fauna hayan sido su entorno inmediato, razón por la que, lo trasladaron y recrearon en las historias que encontramos en el Popol Vuh.

Las fuentes escritas, posteriores a la Conquista, hablan de ídolos zoomorfos y de veneración de los animales entre los mayas prehispánicos, lo que refuerza la importancia que tenían para estos pueblos.

Mercedes de la Garza sostiene que, había en verdad dioses animales, como el jaguar; sin embargo no se puede hablar de una zoolatría entre los mayas, sino más bien de espíritus divinos con una manifestación animal y otra humana; de deidades antropozoomorfas (que constituyen la mayoría) y de animales que fungen como mensajeros de dioses.

En los mitos mayas, los animales destacan, sobre todo en los que se desarrolla el origen, donde se expresa el gran lazo que une los animales al hombre maya.

El origen de los animales

En el mito quiché del Popol Vuh los animales son creados por “los dioses después de las montañas y las plantas”. Al parecer los dioses creadores pensaron que estos seres podrían venerarlos pero, “no se manifestó la forma de su lenguaje”, por lo que los dioses decidieron confinarlos a los bosques.

 

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La creación del universo según el Popol Vuh (Obra de Diego Rivera)

Por otra parte, entre los mayas antiguos como entre los actuales, el mono es un animal que no fue creado por dioses, sino que procede del hombre. Esto lo refiere el Popol Vuh, ya que, al no estar satisfechos los dioses con uno de sus ciclos creados, decidieron destruirlos mediante un diluvio, cayó sobre ellos una resina espesa, pero algunos seres subieron a los árboles, transformándose en monos.

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La versión más antigua de este mito está en el Popol Vuh: es el castigo a los primogénitos: Hunbatz y Hunchohuén por sus medios hermanos: Hunahpú e Ixbalanqué, quienes los hicieron subir a los árboles, luego hicieron que sus ramas crecieran enormemente, y como la abuela no pudo contener la risa, sus nietos no bajaron y al soltarse los taparrabos, se convirtieron en monos, es decir que los monos proceden del hombre.                                                                               

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Otro aspecto importante es el maltrato que sufren los animales. Un ejemplo de ello es cuando los hermanos Hunahpú e Ixbalanqué se dan cuenta de que los animales habían destrozado toda faena agrícola que habían hecho con magia, por lo que los persiguieron, ya fueran  grandes o pequeños; y los únicos a los que pudieron atrapar fue un venado y un conejo, a los que les arrancaron las colas, por lo que se dice que son de cola corta. Después llegó otro animal al que trataron de ahogar y le quemaron la cola, este es el ratón, por eso se dice que tienen ojos saltones y la cola sin pelo. La inventiva de los quichés los lleva a crear mitos para explicar el físico de los animales, con lo que expresaban su interés por ellos.

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Los animales como mensajeros; en esta misión adquieren sus características en cuanto a alimentación: el piojo es enviado por la abuela a avisar a Hunahpú e Ixbalanqué que eran requeridos por los señores del inframundo; un sapo, para ayudarlo, se lo tragó; a éste lo tragó una culebra y a ésta un gavilán, que fue el que llegó a donde estaban los hermanos. Todos los animales fueron vomitando al que se habían tragado, hasta llegar al sapo, que no pudo hacerlo porque el piojo se habla quedado en sus dientes; por ello le quedaron los ojos saltones y la boca grande. Desde entonces todos comen esos animales, menos el sapo. Otra prueba es que los señores del inframundo enviaban a búhos para comunicarse con el mundo exterior.

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Después de que Hunahpú e Ixbalanqué fueron llamados por los señores de Xibalbá y después de haber vencido varios obstáculos, uno de los jóvenes fue derrotado, un gran animal que tenía una punta seca le cortó la cabeza.  Los señores del inframundo colgaron la cabeza en el patio del juego de pelota.  El joven sobreviviente invocó a animales e hizo una cara de tortuga con ayuda del Corazón del Cielo. Durante un juego de pelota, logran engañar a los señores del inframundo con un conejo y recuperan la cabeza. Los señores habían sido derrotados. Después los jóvenes enviaron a dos adivinos para que les dijeran a los señores de Xibalbá que para vencerlos, tenían que quemarlos echar sus huesos al río y molerlos para que se fueran por todas partes. Al quinto día fueron vistos en el agua por la gente, tenían apariencia de hombres-peces, solo se encargaban de bailar, de hacer muchos prodigios, se despedazaban a sí mismos y al instante resucitaban. Las noticias  llegaron a oídos de los señores del inframundo y asombrados enviaron a sus mensajeros a que trajeran a los dos bailarines, cuando llegaron hicieron algunas demostraciones de lo que hacían, hasta que pidieron que los sacrificaran a ellos mismos, los jóvenes accedieron, rápidamente fue murió el Señor Principal y ya no lo resucitaron.

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El Popol Vuh también humaniza a los animales que se comunican con los gemelos divinos o los ayudan, como los tigres. Las ideas acerca del lazo entre el hombre y el animal, nos revela que se complementan adquiriendo su ser propio: el animal surge y recibe sus características de acciones humanas o del ser del hombre, y la sustancia de éste está constituida por elementos animales que se funden con materias vegetales produciendo a ese ser. Se dice que los hombre son ayudados por los animales porque se puede ver que cuando Hunahpú e Ixbalanqué se encontraban en Xibalbá, éstos los ayudaban.

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Los animales en el origen del mundo 

El Popol Vuh expresa el carácter animal tanto de los dioses creadores como de la energía vital que los anima, al darnos los nombres de estas deidades, que son parejas: Hunahpú Vuch, «Cazador zarigüeya o tlacuache», dios femenino del amanecer, y Hunahpú Utiú, «Cazador coyote», dios masculino de la noche. Al lado Gucumatz, «Serpiente emplumada», como principio vital, como agua generadora, ya que los quichés asocian el nombre con agua. Es clara su condición animal.

Los animales en el origen del hombre

El Popol Vuh relata que llegado el tiempo de la aparición del hombre, los dioses se reunieron y, después de discutir entre ellos, encontraron la materia de la que debía ser construido, el maíz:
Yac [el gato de monte], Utiú [el coyote), Quel [una cotorra vulgarmente llamada chocoyo) y Hoh [el cuervo]. Estos cuatro animales les dieron la noticia de las mazorcas blancas.
Todo lo anterior nos recuerda que en el pensamiento religioso maya, el hombre y el animal se complementan adquiriendo así su ser propio.

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